Aunque los juegos de mesa parecen estar en auge en estos momentos, el jugarlos de tarde en tarde, de forma espontánea y para matar el tiempo hace que los juegos de estilo alemán se estén convirtiendo en los favoritos de mucha gente. Son juegos rápidos; las partidas duran poco. Muy sencillos, de reglas simples, fáciles de comprender y explicar. Mantiene la tensión durante toda la partida. ¿Qué estás en casa de Juan esperando a Francisco y parece que se retrasa? Pues saca el tablero y echamos mientras una partida.
Algunas características de estos juegos son:
- Son muy gráficos y tienen poco texto. Suele bastar con traducir las reglas cuando el juego está en otro idioma.
- Número variable de jugadores sin influir en la jugabilidad. El parchís se vuelve un rollo cuando juegan dos personas y terriblemente injusto cuando juegan tres.
- Están diseñados para que las partidas sean cortas. Alrededor de una hora o menos, dos horas como mucho.
- Huyen de las mecánicas de juego habituales: tirar dados, moverse, capturar fichas...
- Son genralmente de estrategia.
- El azar no existe o influye muy poco.
- La aritmética dentro del juego es trivial. Sumas, restas y multiplicaciones muy sencillas (por una cifra generalmente: x2, x3, x4).
- No se eliminan jugadores. Todos participan hasta el final.
- No se conoce al ganador con certeza hasta terminar el juego. No cuentan con situaciones en las que un jugador aventaje tanto a los otros que no valga la pena seguir jugando.
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